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Hecho en Jujuy: en septiembre, la Argentina tendrá su primer aceite de cannabis de producción 100% nacional

CÓRDOBA.– En septiembre próximo, la Argentina tendrá su primer aceite de cannabis de grado médico íntegramente producido en el país. Las que existen ahora son elaboradas con materia prima importada. Cannava, la empresa estatal jujeña, es la que comenzará a distribuir el producto en farmacias. Además, hace unos días, firmó un convenio con el Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT) de la Universidad Austral y el Conicet para hacer el primer estudio científico de cannabis medicinal nacional en el tratamiento del dolor asociado al cáncer.

En los próximos días, Cannava recibirá el equipamiento de biotecnología que le permitirá un salto en la escala de producción para emparejarla con el cultivo de materia prima. Los equipos procesarán 45 kilos de biomasa por hora, de lo que derivarán cuatro litros de principio activo, que luego es purificado y depurado para lograr el aceite de grado médico.

Gastón Morales, director de la empresa, explicó a LA NACION que fabricarán lo que denominan ingrediente farmaceútico activo (IFA) líquido y sólido, así como productos finales (como el aceite en gotas o el spray). Como toda la cadena productiva está integrada y en la provincia, los precios serán menores respecto de los elaborados sobre la base de importados o los directamente importados.

“Todo está enmarcado en una política pública que apunta a poner al alcance de quien lo necesita un producto de grado médico seguro, eficaz y accesible”, dijo Morales, que es hijo del gobernador. Para el ensayo médico con el IIMT, la entrega de las preparaciones farmacéuticas será desde agosto; la duración de la investigación se extenderá por dos años. Cannava prepara, para fin de año, otro estudio clínico asociado con el tratamiento del dolor.

Hasta que no se apruebe y reglamente el proyecto presentado a principios de mes por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, para impulsar el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y del cáñamo industrial, todo lo que se hace en el país es para investigación y garantizar el acceso de pacientes en tratamiento.

De los emprendimientos en marcha, solo hay uno de asociación público-privado, Pampa Hemp, en Pergamino. El resto son iniciativas estatales como Biofábrica Misiones, CanMe San Juan y Agrogenética Riojana, además de Cannava.

Cuando presentó el proyecto, Kulfas planteó que la industria del cannabis es “una oportunidad enorme” que creará 10.000 nuevos empleos y generará cerca de US$550 millones de ingresos con una variedad de 200 productos que existen.

Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina del Cannabis (Argencann), admitió que las expectativas están puestas en esa iniciativa, ya que el actual marco es “restrictivo, si bien mejoró con la reglamentación”. Espera que hacia fines de año se puedan empezar a ver resultados de algunos emprendimientos, pero reconoció que es “lento” porque la autoridad de aplicación es el Ministerio de Salud y se autoriza al INTA y al Conicet a hacer convenios para la producción.

“Cuando salga el nuevo marco normativo no habrá tanta presión sobre el sistema científico público y, de modo gradual, se irán otorgando licencias. Para abastecer el mercado habrá un tiempo, al ser un mercado regulado es normal que se presenten estas cuestiones”, agregó Fazio.

Respecto de las chances de exportación, dijo que las hay, pero que la oferta “se viene multiplicando; hay muchos actores y la oferta de la flor seca se va a commoditizar; hay que apostar al valor agregado”.

En marcha

Pampa Hemp, integrada por Fazio y Sebastián Tedesco, trabaja por convenio con el INTA Pergamino; ya importó la genética (en general llega desde Estados Unidos y Colombia) y, en agosto, avanzarán con las primeras pruebas de cultivo. Ahora realizan tareas de infraestructura y acondicionan el predio.

Tedesco contó que apuestan a desarrollar un modelo productivo local y, con ese objetivo, cierran convenios de cooperación tecnológica; tienen ya uno con una empresa israelí de medición de cannabinoides. En principio, quieren avanzar con la industrialización del cannabis para su uso en salud humana, pero sondearán otras posibilidades, como cosmética o alimentos. Irán escalando con el tiempo; empezarán en un invernáculo ya construido de 300 metros cuadrados y después sumarán una segunda nave similar a cielo abierto.

Respecto de los tiempos que requieren los proyectos, Morales indicó que Cannava destinó 18 meses para el ajuste del manejo agrícola y la adaptación genética (trajeron un primer lote de Colorado y, uno más de 400.000), a lo que se sumaron ensayos, prueba en campo y en invernadero, y análisis de respuesta al fotoperíodo, ya que el cannabis es muy sensible a la luz. “Sobre esa base, se definieron las líneas de avance en la escalabilidad de la producción industrial –añadió–. En agosto estarán las 35 hectáreas sembradas”.

Agrogenética Riojana, una estatal de esa provincia, también tiene la aprobación oficial para operar con cannabis. La empresa ya viene funcionando dedicada a la biotecnología vegetal y la producción de plantines hortícolas, forestales y de olivos, con sede en Anguinan (Chilecito). Está en la etapa de importación de genética de cannabis. Usarán semillas de dos variedades con alto contenido de CBD, dos con alto contenido de THC y dos con contenido equilibrado de CBD y THC, todas importadas desde Europa. Se cultivarán entre octubre y abril.

José Cabral, director de Biofábrica de Misiones, comentó que la empresa existe desde 2008, desarrolla protocolos de conservación y propagación masiva de plantas por vías biotecnológicas y atiende la demanda regional. En el caso del cannabis, el fin es seleccionar pocas variedades y clonarlas.

Comenzaron ya la siembra de diez variedades traídas desde Estados Unidos, son 5000 metros cuadrados para producción de plantines y 10.000 metros cuadrados para plantas en crecimiento. Estiman un año hasta empezar la clonación. Para la elaboración de aceites, Misiones creo otra empresa, Misiofarma.

Otras propuestas

En lo que hace a Santa Fe, registró su aceite de cannabis de alto contenido de CBD producido por el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) y recibió autorización de la Anmat para importar los principios activos desde California. Esperan que, si los tiempos planificados se cumplen, en dos meses podrían finalizar el primer lote de aceites. La Agencia Santafesina de Ciencia invertirá $45 millones para desarrollar investigaciones en cannabis, salud y bioeconomía.

Río Negro también tiene su proyecto de cultivo en el Centro Regional Patagonia Norte del INTA junto a la Asociación Civil Ciencia Sativa; una vez que les aprueben la importación de semillas, comenzarán a cultivar en la localidad de Guerrico.

En San Juan la actividad es a través de la sociedad del estado Cannabis Medicinal San Juan (CanMe San Juan); ya entregó lotes a dos empresas privadas, Green Health y Mediplant, que empezarían a cultivar en unos meses. El gobierno de Mendoza también firmó un acuerdo con el INTA para “desarrollar en forma conjunta programas o proyectos” con cannabis.

El Conicet, a través de su Centro Nacional Patagónico (Cenpat) y la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco en Chubut, también trabaja en producción de cannabis medicinal. El Cenpat tiene un sector de cultivo y laboratorios de producción y testeo de los aceites.

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